Renacer
Gustavo Morillo
Venezolano / Profesor Universitario + Artista Plástico
En momentos en que el confinamiento me arrastra al aislamiento, con mayor vehemencia tomó conciencia de lo que alguna vez conocí como mundo moderno. El silencio, el sufrimiento y la incertidumbre paraliza mi existencia, llevándome a un vacío, a un letargo que parece muerte; reducido estoy al espacio de mi taller, rodeado con mis herramientas y las maderas recicladas, desechadas como material muerto e inservible. Durante esta agónica experiencia busco desesperadamente persistir como ser humano, el aislamiento es la excusa perfecta para que la madera y yo volvamos a la vida. Comienzo así un proceso creativo, transitando el camino primigenio, como se hacía cientos o miles de años atrás; establezco un diálogo existencial y de sobrevivencia con la obra, en la que los únicos entes del taller dejan ausente a un mundo externo que queda en receso.
Resurgiendo de este aislamiento y aparente destrucción de lo cotidiano, se recrea en la obra lo perdido, se rompen la muerte y el silencio; y de un trozo de madera inerte renace un mundo orgánico arrasado, como un recordatorio a mí mismo que la vida continua; que de una u otra forma el mundo, la naturaleza, los seres humanos y sus obras pueden aparentemente detenerse, pero invariablemente continuarán evolucionando, en una rueda interminable de nacer, crecer, vivir, morir y volver a “renacer”
En el mundo aislado de mi taller, juego a través del golpe incesante de las gubias a la madera a ser un explorador, un colono queriendo conquistar un nuevo mundo; mundo donde los únicos habitantes soy yo y los organismos renacidos y recreados; la vida parte de lo muerto para crear nuevas formas, nueva vida…en el mundo de mi taller, nacen diversas plantas, y he aquí que nació una pequeña planta de “caléndula”.
Maracaibo, VE