La clave para desacelerar la propagación del COVID-19 es limitar el contacto tanto como sea posible.
A partir de allí, nuestros pensamientos han de cambiar y seguir un protocolo muy diferente a la vida cotidiana que hemos llevado.
La batalla sanitaria contra el coronavirus conlleva paralelamente una batalla psicológica de la población para afrontar, además de las situaciones de estrés y ansiedad que pueden provocar las noticias sobre el avance del COVID-19, el cambio radical que ha sufrido repentinamente nuestra vida cotidiana.
Vamos a modificar nuestras rutinas y, por lo tanto, hemos de organizar bien lo que podemos hacer, cuándo y cómo hacerlo.
La realidad lamentablemente es la que es. Es imprescindible que colaboremos permaneciendo en casa.
Cuidemos mucho nuestros pensamientos y emociones, de manera que podamos responder adecuadamente a momentos en los que el ánimo falla y la sensación de incertidumbre y desasosiego surge.
Confinamiento
Roberto Gil Padrino
Venezolano / Fotógrafo + Realizador Audiovisual